Sin duda Joe Abercrombie es el autor de fantasía moderno que más expectativas me ha generado en los últimos tiempos, tras leer notas y notas sobre el hombre que ha elevado el grimdark hasta lo más alto, y multitud alabanzas entre aficionados y profesionales del género, buscaba con ansia el momento de poder leer el primero de sus libros:
La Voz de las Espadas. Aunque he de reconocer que tenía cierto temor, no fuese a pasarme lo mismo que con
Patrick Rothfuss y El Nombre del Viento, libro que cogí con muchas ganas y me pareció realmente mediocre.
Como siempre, lo primero que hago cuando me adentro en una nueva saga (o libro), es echar un detallado vistazo al mapa de ese mundo de fantasía en el que me quiero sumergir. Es algo que me encanta!
El mapa que viene en la edición de Alianza editorial es un coñazo, apenas se ve al estar difuminado, el dibujo en sí es algo caótico y es horrible intentar localizar algo en sus apretados y borrosos contornos. Un desacierto total de la edición! Tras el comentario de Dani Garrido, le echamos la bronca al autor. ¿Cómo que no es necesario un mapa? ¡No creo que haya nada que le guste más a los amantes de la fantasía que un mapa de un mundo imaginario! Por suerte, tenemos internet para sacarnos del apuro.
Nos encontramos en un típico mundo de corte bárbaro/medieval dominado en su centro por Midderland, centro político de una suerte de confederación de estados/reinos, centro de nuestra historia, la Unión. A su alrededor, se nos presentan tres escenarios diferenciados: el bárbaro norte, la teocracia imperial de Gurkhul y el misterioso y lejano Viejo Imperio. Hasta aquí, todo muy "clásico".
En este contexto sitúa Abercrombie las piezas principales del juego. Sin duda, la gran baza del autor es la creación de personajes, unos personajes que si bien recuerdan a los clásicos arquetipos de la Espada y Brujería, están repletos de giros y detalles que los alejan de dicha concepción.
Tenemos a Logen Nuevededos (imposible no pensar en Conan), que empieza a cuestionarse si toda la vida de batallas y atrocidades que le han otorgado el sobrenombre de "El Sanguinario" tienen algún sentido. Un mundo que se desmorona y en el que el cambio afecta incluso a los espíritus, en el que a nadie parece importarles los shankas (imposible no pensar en orcos), el enemigo real que acecha a los hombres mientras ellos se dedican a matarse unos a otros.
Seguimos con Jezal dan Luthar, noble de alta cuna, que mira desde la atalaya de su posición al resto de infelices que no están a su altura. Es el personaje que más evoluciona en todo el libro y que promete mucho juego con Ferro; las chicas son guerreras y Ferro es la mejor en cuestiones de supervivencia.
Bayaz (¿Gandalf a lo millennial?) es sin duda el personaje que menos me ha gustado, quizás porque es el que más rasgos oculta y porque la magia que se muestra en este libro me ha parecido demasiado innatural (si es que es posible que la magia tenga algo de natural). No sé bien como explicarlo sin desvelar nada de la trama, por lo que lo dejo en que es el personaje menos logrado en mi opinón.
Pero sin dudarlo, para mí el gran personaje de este primer libro es el Inquisidor Glotka, la oscura figura al mando de la temida Inquisición. Es imposible no sentirse fascinado un personaje que puede generar tanto odio como comprensión, aversión y sonrisas de complicidad. Sus cínicos y negros pensamientos son las mejores líneas de todo el libro.
Alrededor de estos personajes se nos introduce en una suerte de trama al estilo de la primera parte de
La Comunidad del Anillo, donde los personajes se ven forzados, cada uno por sus circunstancias personales, a embarcarse en una historia de la que realmente se desvela muy poco en el libro.
Y es que las más de 700 páginas del libro, son utilizadas por su autor para introducirnos en su mundo, la situación geopolítica de la Unión y sus amenazas, el peligro de la magia, las intrigas políticas y los juegos de poder que subyacen en toda civilización, la guerra que se prepara en el norte, y que como no existía el fútbol, la vanidad de los grandes ídolos se forjan en certámenes de esgrima. Un buen puñado de escenarios a desarrollar en los próximos libros.
Otro de los grandes logros de Abercrombie es que
La Voz de las Espadas es un libro muy ágil de leer. Aunque no se avance mucho en la historia (o al menos eso parece), el autor tiene un estilo que invita al lector a continuar entre sus páginas, disfrutando de su lectura sin que se vislumbren ni grandes momentos épicos ni giros inesperados.
Cuando acabemos lo que tenemos entre manos, seguiremos con la saga.