Ficha
Título: Orbe, Cetro, Trono
Autor: Ian C. Esslemont
Saga: Malaz: El Imperio
Año: 2015 (v.o. 2012)
Género: Fantasía oscura
Sinopsis
Cuando un fragmento de Engendro de Luna, en otro tiempo hogar de
Anomander Rake, Hijo de la Oscuridad, se estrelló contra el mar Rivan,
creó una cadena de pequeñas islas. Islas rodeadas ya de leyendas y
rumores. La más potente de todas es que ahí se oculta el Trono de la
Noche, que según algunos afirman es la sede de poder de la propia Madre
Oscuridad. En cualquier caso, todos los que buscan este antiguo
artefacto (magos renegados, curtidos mercenarios, incluso un desertor
del ejército malazano) creen que conferirá un poder ilimitado a su
eventual dueño. Las apuestas son altas, la codicia abunda, la traición
es inevitable y el asesinato y el caos solo esperan su oportunidad?
Cuarto volumen de la saga El Imperio, complementaria a Malaz: El Libro de los Caidos.
Esslemont sorprende en cierta medida al continuar con parte de la historia ocurrida en Doblan por los Mastines, haciéndose cargo de la difícil tarea de dar vida a personajes creados por Erikson y no por él mismo; tarea harto complicada si uno piensa en los potenciales diálogos de Kruppe o las fuertes personalidades de los Abrasapuentes "retirados" en Darujhistan. ¿Estará el bueno de Ian a la altura de Steve?
Mi opinión
Cuarto volumen de la saga El Imperio, complementaria a Malaz: El Libro de los Caidos.
Esslemont sorprende en cierta medida al continuar con parte de la historia ocurrida en Doblan por los Mastines, haciéndose cargo de la difícil tarea de dar vida a personajes creados por Erikson y no por él mismo; tarea harto complicada si uno piensa en los potenciales diálogos de Kruppe o las fuertes personalidades de los Abrasapuentes "retirados" en Darujhistan. ¿Estará el bueno de Ian a la altura de Steve?
Lo primero que hay que explicar de esta novela es que originalmente fue publicada antes de su "precuela" en la saga princial, por lo que los lectores veteranos que tuvieron la mala suerte de leer este libro antes de Doblan por los Mastines todavia deben estar lanzando juramentos en andii a todos y cada uno de los responsables de la extinta Factoría de Ideas que tuvieron eco de esa brillante idea. Los rezagados como yo, que además estábamos avisados, tuvimos la suerte de poder disfrutar de ambas lecturas en todo su esplendor.
Volviendo al libro y ante la expectativa de ver como Esselmont se desenvuelve en el caldero de Erikson, nos encontramos como de costumbre ante varias tramas paralelas: el devenir de la bella Darujhistan y la búsqueda de Tay por parte de Kiska. En todo este puchero se mezclan algunos de los grandes personajes de Malaz, sazonados al gusto.
Volviendo al libro y ante la expectativa de ver como Esselmont se desenvuelve en el caldero de Erikson, nos encontramos como de costumbre ante varias tramas paralelas: el devenir de la bella Darujhistan y la búsqueda de Tay por parte de Kiska. En todo este puchero se mezclan algunos de los grandes personajes de Malaz, sazonados al gusto.
Uno de los errores de Erikson en su anterior libro, a mi parecer, fue la oportunidad perdida para desarrollar la misteriosa raza de los Jinetes de la Tormenta, de los que apenas nos cuenta que tienen rasgos tiste. En esta ocasión no ocurre lo mismo y IEC desarrolla toda la sociología inherente a una de las sociedades presentes en pinceladas en todos los libros, pero de la que realmente sabíamos muy poco: los seguleh.
Por fin conocemos más de los temibles guerreros enmascarados, que llamados por antiguos juramentos, se adentran en la lectura para formar parte de una de las tramas principales de la novela. Aunque he de decir que en mi opinión su dominio de las artes marciales me parecen exageradas en exceso, haciendo algunos pasajes demasiado hiperbólicos para ser verosímiles (aun hablando de Malaz).
La trama de los Engendros me ha gustado mucho, aunque en alguna ocasión pueda resultar un poco lenta, pero es interesante pasear por las entrañas del legado de los tiste andii. Por último tenemos a Kiska y su afán por encontrar al mago supremo Tayschrenn, un personaje con el que por fin he podido reconciliarme desde sus inicios. Es la primera vez que le veo algo de sentido.
Finalmente podemos ver que Esslemont sale bastante airoso a la hora de manejar a los personajes de Erikson, incluidos los locos desvarios de Kruppe; uno de los personajes más carismáticos de la saga, capaz de sacar todo lo malo y lo bueno que hay en uno como lector.
En cuanto a la trama, Esslemont también se mimetiza con Erikson, y si en sus anteriores libros podíamos decir que escribe de una manera más clara y menos cabalística, no es este el caso. Volvemos a vernos inmersos en la eterna pugna entre los dioses, mundos densos y oscuras implicaciones que se desvelan siempre a medias, al más puro estilo malaz.
No obstante, es un buen libro y un disfrute para todos los aficionados a la saga, pues sigue los pasos de algunos de sus grandes personajes.
Por otro lado hay un problema. Éste es el último de los libros de Esselmont traducidos por La Factoría de Ideas y de momento no hay noticia de que Nova vaya a encargarse de ello. Por lo tanto, si queremos saber más del Imperio, nos tendremos que lanzar a la aventura (más bien osadía) de leer los dos últimos libros en versión original.
Por fin conocemos más de los temibles guerreros enmascarados, que llamados por antiguos juramentos, se adentran en la lectura para formar parte de una de las tramas principales de la novela. Aunque he de decir que en mi opinión su dominio de las artes marciales me parecen exageradas en exceso, haciendo algunos pasajes demasiado hiperbólicos para ser verosímiles (aun hablando de Malaz).
La trama de los Engendros me ha gustado mucho, aunque en alguna ocasión pueda resultar un poco lenta, pero es interesante pasear por las entrañas del legado de los tiste andii. Por último tenemos a Kiska y su afán por encontrar al mago supremo Tayschrenn, un personaje con el que por fin he podido reconciliarme desde sus inicios. Es la primera vez que le veo algo de sentido.
Finalmente podemos ver que Esslemont sale bastante airoso a la hora de manejar a los personajes de Erikson, incluidos los locos desvarios de Kruppe; uno de los personajes más carismáticos de la saga, capaz de sacar todo lo malo y lo bueno que hay en uno como lector.
En cuanto a la trama, Esslemont también se mimetiza con Erikson, y si en sus anteriores libros podíamos decir que escribe de una manera más clara y menos cabalística, no es este el caso. Volvemos a vernos inmersos en la eterna pugna entre los dioses, mundos densos y oscuras implicaciones que se desvelan siempre a medias, al más puro estilo malaz.
No obstante, es un buen libro y un disfrute para todos los aficionados a la saga, pues sigue los pasos de algunos de sus grandes personajes.
Por otro lado hay un problema. Éste es el último de los libros de Esselmont traducidos por La Factoría de Ideas y de momento no hay noticia de que Nova vaya a encargarse de ello. Por lo tanto, si queremos saber más del Imperio, nos tendremos que lanzar a la aventura (más bien osadía) de leer los dos últimos libros en versión original.
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