Autor: Steven Erikson
Fecha: 2014 (castellano)
Saga: Malaz - El Libro de los Caídos 7
Género: Fantasía épica adulta
Sinopsis:
En el imperio letherii reina el desconcierto. El emperador Rhulad Sengar se precipita a la locura mientras el Errante, en otro tiempo un dios clarividente, parece ahora incapaz de ver el futuro. Además, los corrompidos cortesanos a los que escucha el emperador parecen empeñados en librar una guerra total contra los vecinos del imperio. Por otra parte, la flota edur se acerca cada vez más. Entre sus guerreros están Karsa Orlong e Icarium Robavida, y su mera presencia significa que va a correr la sangre. Pero una pequeña banda de fugitivos busca una salida. Entre ellos hay uno, Temor Sengar, que va tras el alma de Scabandari Ojodesangre, pues juntos quizá podrían detener a los tiste edur y salvar al emperador, su hermano. Sin embargo, Silchas Ruina, hermano de Anomander Rake, también viaja con ellos. Lleva las cicatrices provocadas por las hojas de Scabandari y busca venganza. Habrá un ajuste de cuentas… y será a una escala inimaginable.
Mi opinión:
Tras el impresionante final de Los Cazahuesos, con la traición del Imperio a su ejército más sufrido, nos adentramos en La Tempestad del Segador esperando una convergencia de tramas que nos acerque al desenlace de la guerra con el dios Tullido. O al menos eso era lo que yo esperaba...
La primera sorpresa nos la llevamos cuando se nos presenta a un nuevo personaje, Mascararoja, que nos descoloca por completo. ¿Pero no nos acercábamos al desenlace? ¿Se le ha ido la cabeza a Erikson?
La segunda respuesta es obvia desde que uno lee Los Jardines de la Luna, así que tras la sorpresa inicial, nos dejamos llevar por este nuevo personaje que se cuela durante una buena cantidad de páginas entre nosotros. Más tarde llegan el resto de tramas, que empiezan a enlazar los acontecimientos y personajes de Mareas de Medianoche y el devenir del Imperio.
Alcanzar la épica de la anterior entrega era algo casi imposible de lograr y, en esta ocasión, Erikson no lo logra; pero tampoco se queda demasiado lejos. Tras el inicio con Mascararoja, poco a poco va acrecentándose esa ansiedad por resolver la multitud de líneas abiertas que tenemos hasta ahora, hasta llegar en algunos momentos a un clímax total. Es una pena que los altibajos de la primera parte resten parte de mérito al conjunto global del libro. Otra de las partes que se hacen algo tediosas es el viaje de Silchas y los suyos, alargado sin motivo aparente, resultando en ocasiones insulso y repetitivo.
Por otro lado también he tenido aquellaa sensación, muy acentuada en Los Jardines de la Luna, de que en ocasiones Erikson se aboca a un callejón sin salida que de repente se soluciona con la aparición de un personaje, aparentemente de debajo de las piedras, de un poder superior a lo que parece una hecatombe sin remedio. Una especie de solución simple a una situación que se ha ido de mano y que deja un cierto sabor agridulce.
Pero no hay que olvidar que Erikson es un guerrero que saca su potencial en el cuerpo a cuerpo. Es aquí, en la descripción de la lucha palmo a palmo, donde aflora el maestro de la épica. El hostigamiento al imperio letherii que indica la sinopsis es recreado con un realismo y una tensión mágicas, que te deja pegado a las páginas de libro (pese a incomprensibles apariciones como las de unos demonios...), como ya lo hiciera en los anteriores libros.
Sin duda, otro de los alicientes es la reunión de cada vez más personajes importantes de la saga en un mismo contexto, lo que aumenta el goce de la lectura: las disertaciones de Tehol y la filosofía bárbara de Karsa, el misterio de Icarium, Ben el Rápido y los Cazahuesos, Hellian... El trabajo en la evolución de los personajes es brutal y, algunos de ellos, pasan de simples personajes menores a actores relevantes de una manera magnífica.
En resumen; quizás el libro no llegue al nivel de Los Cazahuesos, pero es sin duda una lectura imprescindible en la fantasía moderna, que nos deja preparados para Doblan por los Mastines, aunque en mi caso leeré primero El Retorno de la Guardia Carmesí.
La primera sorpresa nos la llevamos cuando se nos presenta a un nuevo personaje, Mascararoja, que nos descoloca por completo. ¿Pero no nos acercábamos al desenlace? ¿Se le ha ido la cabeza a Erikson?
La segunda respuesta es obvia desde que uno lee Los Jardines de la Luna, así que tras la sorpresa inicial, nos dejamos llevar por este nuevo personaje que se cuela durante una buena cantidad de páginas entre nosotros. Más tarde llegan el resto de tramas, que empiezan a enlazar los acontecimientos y personajes de Mareas de Medianoche y el devenir del Imperio.
Alcanzar la épica de la anterior entrega era algo casi imposible de lograr y, en esta ocasión, Erikson no lo logra; pero tampoco se queda demasiado lejos. Tras el inicio con Mascararoja, poco a poco va acrecentándose esa ansiedad por resolver la multitud de líneas abiertas que tenemos hasta ahora, hasta llegar en algunos momentos a un clímax total. Es una pena que los altibajos de la primera parte resten parte de mérito al conjunto global del libro. Otra de las partes que se hacen algo tediosas es el viaje de Silchas y los suyos, alargado sin motivo aparente, resultando en ocasiones insulso y repetitivo.
Por otro lado también he tenido aquellaa sensación, muy acentuada en Los Jardines de la Luna, de que en ocasiones Erikson se aboca a un callejón sin salida que de repente se soluciona con la aparición de un personaje, aparentemente de debajo de las piedras, de un poder superior a lo que parece una hecatombe sin remedio. Una especie de solución simple a una situación que se ha ido de mano y que deja un cierto sabor agridulce.
Pero no hay que olvidar que Erikson es un guerrero que saca su potencial en el cuerpo a cuerpo. Es aquí, en la descripción de la lucha palmo a palmo, donde aflora el maestro de la épica. El hostigamiento al imperio letherii que indica la sinopsis es recreado con un realismo y una tensión mágicas, que te deja pegado a las páginas de libro (pese a incomprensibles apariciones como las de unos demonios...), como ya lo hiciera en los anteriores libros.
Sin duda, otro de los alicientes es la reunión de cada vez más personajes importantes de la saga en un mismo contexto, lo que aumenta el goce de la lectura: las disertaciones de Tehol y la filosofía bárbara de Karsa, el misterio de Icarium, Ben el Rápido y los Cazahuesos, Hellian... El trabajo en la evolución de los personajes es brutal y, algunos de ellos, pasan de simples personajes menores a actores relevantes de una manera magnífica.
En resumen; quizás el libro no llegue al nivel de Los Cazahuesos, pero es sin duda una lectura imprescindible en la fantasía moderna, que nos deja preparados para Doblan por los Mastines, aunque en mi caso leeré primero El Retorno de la Guardia Carmesí.
Excelente Reseña. La sideQuest de los perseguidos (Silchas y compañía) por momentos densa y prolongada. también el personaje de Mascararoja o Clip tienen misterio y poco mas. Aun así el avance de la trama principal y el desarrollo de ciertos personajes que se profundizan como Toc, Bicho, Tehol, Janath Anar, Karsa, Samar Dev, Hellian y Seto. Gran historia y de ágil lectura dada la practica. La presencia de Ben y de Violín en momentos cruciales.
ResponderEliminarHola Deco
EliminarGracias por tu comentario. Comparto al 100% tu observación. La trama de Silchas es demasiado repetitiva y lenta en su conjunto y, muchas veces, aporta bien poco (aunque siendo Erikson, no es de extrañar que 1000 páginas después tenga alguna consecuencia).
Máscara Roja es entretenido, pero veremos si tiene más recorrido. Por lo pronto, tras acabar el libro, te quedas un poco estupefacto con el resultado, pero ya somos Cazahuesos y podemos soportar estas pequeñas locuras de Erikson sin despeinarnos.
Lo mejor sin duda es como dices, el desarrollo de personajes a priori "menores" en este volumen. Hellian es divertidísima! Janath también me gustó mucho como personaje y hablar de Karsa es entrar en otra dimensión.
Yo ahora estoy con El Regreso de la Guardia Carmesí y, espero al acabarlo continuar con Doblan por los Mastines.
Saludos!