Título original: Heretics of Dune
Autor: Frank Herbert
Año: 1985 (v.o)
Género: Ciencia Ficción
Saga: Dune.
Volumen: 6
Sinopsis:
Las Honoradas Matres se enfrentan, con sus
terribles poderes, a la secular Bene Gesserit... Las revenidas Matres,
ocultas y fortificadas en su planeta Casa Capitular, intentan revivir el
viejo orden que les dio su antiguo poder en todo el universo... Un
ghola de Miles Teg está siendo adiestrado para superar incluso a su
poderoso antecesor... La unión de Duncan Idaho y Murbella, cautivos
ambos en la no-nave, puede arrojar luz sobre el traumático fenómeno de
la Dispersión... Sexta entrega de la extraordinaria saga Dune, esta
novela abre insólitas dimensiones a una narración que está considerada
la cumbre de la ficción científica contemporánea.
Mi opinión
Volvemos a la carga con la sexta y definitiva entrega de Herbert sobre Dune, escrita un año antes de su prematura muerte, con la idea de acabar con la historia iniciada por Paul Atreides, pues si algo tenía claro de antemano, es que no iba a seguir leyendo nada más de dicho universo a priori.
Dios Emperador de Dune me resultó francamente difícil de acabar, algo que cambió con la siguiente entrega, Herejes de Dune, que me devolvió parte de la ilusión por el desierto de Arrakis, y esperaba concluir la saga con un buen sabor de boca. No ha sido así.
Casa capitular me ha parecido totalmente un libro de relleno, un mar de paja para explicarnos una historia que se podría haber escrito en un centenar de hojas y que imagino era un volumen más en la mente de Herbert, pues acaba con un final totalmente abierto y sin aclarar apenas dudas.
La lucha entre las Honoradas Matres y la Bene Gesserit, algo que podría haber dado muchísimo juego se vuelve de una pesadez absoluta. El autor se mueve en círculos sobre los personajes principales, que salvo Odrade aportan muy poco a la historia, dando como resultado una novela lenta, aburrida y sin ritmo.
Los personajes secundarios, como Duncan, Teg o Scytale, el último maestro Tleilaxu, apenas evolucionan; Sheeana tiene un papel que se pierde entre disertaciones filosóficas... En resumen, volvemos a las soporíferas sensaciones que nos invadieron en el cuarto volumen de la saga.
Es una lástima, pero no consigo quitarme la sensación que después de Hijos de Dune, la calidad y el interés de la saga bajó en picado para vivir de la fama ganada honestamente hasta entonces.
Valoración
No hay comentarios: