Es doble la suerte: en primer lugar, vivir en una tierra en que Sant Jordi es una fiesta con tanto arraigo, en la que rosas y libros toman las calles para que recordemos que tenemos al lado a alguien que nos ama, que hay veces que nos tienen que dar un empujón.
Y segundo, tener una mujer que a las 7:30 de la mañana, cuando estás apunto de salir hacia el trabajo, salga con su mejor sonrisa y dos paquetes en manos del peque de la casa: ¡mi regalo de Sant Jordi!
¡Gracias, amor!
Ésto.... señora....¡SEÑORAAAAAA!.... ¿A cuánto tiene las rosas?
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