Ficha:
Título original: Los Refugios de Piedra
Saga: Los Hijos de la Tierra 5
Autor: J.M. Auel
Año: 2003
Género: Narrativa histórica
Sinopsis:
Los Refugios de Piedra, el tan esperado quinto título de la serie Los
hijos de la Tierra , comienza justo en el mismo punto en el que los
lectores despidieron a los dos protagonistas en Las llanuras del
transito.Nuestra protagonista Ayla y su compañero Jondalar llegan hasta
el Valle de la Dordoña francesa, tierra donde habita
la tribu de la familia de Jondalar, los Zelandonii, que en un principio
se muestran bastante distantes hacia Ayla, con su extraño acento, sus
caballos y su lobo domesticado. Jean M. Auel en esta ocasión, nos
describe perfectamente las costumbres del poblado,- las diferentes
ceremonias, su manera de cocinar, cazar, las pinturas en las cuevas,
etc.- y pone el acento en el descubrimiento y coexistencia de distintas
formas de vida. Ayla se va poco a poco integrando en el Clan de
Jondalar, aprende muy pronto sus costumbres a las que les aporta sus
conocimientos - el fuego de piedra, el porta lanzas, etc.- y se gana el
respeto rápidamente gracias a sus habilidades curativas. El amor entre
Ayla y Jondalar sigue creciendo y consolidándose, seremos testigos de su
boda y del nacimiento de un hijo de la pareja.
Mi opinión:
No hay una saga que me haya ilusionado tanto como los Hijos de la Tierra. Su maravilloso inicio con "El Clan del Oso Cavernario", uno de los libros más entretenidos, didácticos y adictivos que he leído, me introdujeron de lleno en la vida y aventuras de Ayla.
Si ya la anterior entrega, Las Llanuras del Tránsito, me pareció un libro bastante malo en su concepción, esta quinta entrega de la saga me parece una tomadura de pelo sin más, un sacacuartos por parte de su autora y el cierre definitivo a la saga por mi parte.
Y es que en las tropecientas páginas que llenan este volumen, no vamos a encontrar nada que no se nos haya repetido hasta la saciedad en el tercer y cuarto libro. Super Ayla resuelve los infantiles problemas que se le presentan con su fantástico poder interior. Unos cuantos malos muy malos le tendrán envidia, ayuda al desvalido, retoza en escenas de sexo tediosas y explica una y mil veces lo mismo con lo que ya nos aburrió durante mil páginas en la última entrega.
No se puede decir más que lo dicho: falta total de imaginación, reiteración de fragmentos calcados de los libros tercero y cuarto, aburrimiento y embrollo en la explicación del asentamiento Zelandonii, con sus cavernas y falta de valor por parte de la autora para abordar el único punto que podía desarrollar de Ayla con interés: su relación con el mundo de los espíritus.
Decepcionante.
Valoración:
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