Ficha:
Título original: God Emperor of Dune
Autor: Frank Herbert
Año: 1981 (v.o)
Género: Ciencia Ficción
Sinopsis:
En el momento de su aparición, Dune
planteaba por primera vez de forma completa, racional y convincente, la
ecología de todo un mundo completamente distinto al nuestro. Sus
referencias a los problemas ecológicos, al poder de las drogas y la
fuerza psicológica de sus mitos convirtieron la saga de Dune en un culto
entre la juventud universitaria. Dios Emperador de Dune
centra el interés en la figura mesiánica de Leto Atreides II (hijo de
Paul Atreides, héroe cuya estirpe hunde sus raíces en la legendaria casa
griega de los Atridas: una combinación de Ulises, Jesús y Mahoma), y
nos lleva a través de la compeljidad moral y el dilema ético a
comprender los mitos que necesita la humanidad y a los héroes que los
encarnan. El futuro, en el mundo de Dune, pertenece sólo a los que son
capaces de pensar por sí mismos.
Mi opinión:
Que Dune es una saga imprescindible para los amantes de la ciencia ficción es innegable, pero que Frank Herbert es un escritor complejo en determinados momentos tampoco se puede negar. Tras el éxito total de Dune; la cara de "qué pasa aquí" que se nos quedó con Mesías de Dune (para mí un libro genial) y volver a las raíces en la tercera entrega de la saga, Hijos de Dune; Frank Herbert nos vuelve a exigir mucho en esta cuarta entrega.
Con un estilo pausado, de vuelta a las intrigas políticas, la acción se desarrolla 3000 años después del punto en el que Leto II cubre su cuerpo de truchas de arena, iniciando una metamorfosis que sabe que finalmente acabará con él.
El punto de partida, muy interesante, obliga a un reset casi completo de todos los personajes que aparecían en las anteriores entregas, no capacitados con la longevidad de Leto II Atreides. A excepción de nuestro querido ghola Duncan y el propio Leto, todos los personajes que aparecen son nuevos; aunque las constantes retrospectivas hacia el pasado y las almas que habitan en la mente de Leto nos los traen de tanto en tanto a las páginas del libro.
En Dios Emperador de Dune, Herbert continúa con la evolución de la humanidad, controlada totalmente por Leto y su Senda de Oro y, forzada a mantener una obligada paz que dura ya 3000 años a base de erradicar cualquier conato de rebeldía por parte de los pueblos y organizaciones que pululan por la saga: ixianos, tleilaxu, bene gesserit, cofradia, landsraad...
Y todo ello gracias a la transformación de Arrakis, convertido ahora en un planeta verde y húmedo, lo que le permite controlar totalmente las existencias de melange, controlando así a la humanidad.
Hasta aquí, el marco que se nos presenta resulta más que interesante. Pero Herbert alarga con demasía este volumen, con una acción intrascendente que intenta soportar el despliegue de ideas y filosofía sobre la humanidad, el gobierno y el libre albedrío. El resultado es que el libro cansa, se hace muy pesado en su mayor parte y llega un momento que hay que hacer un gran esfuerzo para poder seguir el hilo de lo que el autor nos quiere explicar.
Si bien las reflexiones de Herbert son interesantes y era necesario un reposicionamiento de la acción para continuar con la saga, hubiese sido más apropiado recortar el número de páginas, quitando mucha paja de su interior para ahondar en lo que nos quiere explicar.
Las historias de Siona, Hwi, Moneo y Duncan son interesantes, pero a fuerza de alargar innecesariamente el desarrollo de la trama, sin que yo pueda encontrar otro motivo que agrandar el número de páginas del libro, llegan en ocasiones a aburrir sobremanera. Con doscientas páginas menos, hubiera sido mucho más interesante, al estilo de El Mesias de Dune.
Seguiré con la saga, aunque pienso darme un tiempo prudencial para recuperarme.
Valoración:
Y todo ello gracias a la transformación de Arrakis, convertido ahora en un planeta verde y húmedo, lo que le permite controlar totalmente las existencias de melange, controlando así a la humanidad.
Hasta aquí, el marco que se nos presenta resulta más que interesante. Pero Herbert alarga con demasía este volumen, con una acción intrascendente que intenta soportar el despliegue de ideas y filosofía sobre la humanidad, el gobierno y el libre albedrío. El resultado es que el libro cansa, se hace muy pesado en su mayor parte y llega un momento que hay que hacer un gran esfuerzo para poder seguir el hilo de lo que el autor nos quiere explicar.
Si bien las reflexiones de Herbert son interesantes y era necesario un reposicionamiento de la acción para continuar con la saga, hubiese sido más apropiado recortar el número de páginas, quitando mucha paja de su interior para ahondar en lo que nos quiere explicar.
Las historias de Siona, Hwi, Moneo y Duncan son interesantes, pero a fuerza de alargar innecesariamente el desarrollo de la trama, sin que yo pueda encontrar otro motivo que agrandar el número de páginas del libro, llegan en ocasiones a aburrir sobremanera. Con doscientas páginas menos, hubiera sido mucho más interesante, al estilo de El Mesias de Dune.
Seguiré con la saga, aunque pienso darme un tiempo prudencial para recuperarme.
Valoración:
En efecto, las disertaciones filosóficas son validas, enriquecen los motivos que tuvo Leto para que tomara su decision...pero son algo repetitivas después de varias paginas. Y si, totalmente de acuerdo, con menos paginas hubiera sido un cierre genial a la tetralogía planeada por el autor.
ResponderEliminarSí, Anónimo, como bien dices enriquecen y sustentan la historia; pero su autor abusa en demasía de la repetición. Se le echa a faltar una cierta evolución y una "paginitis" extremada.
EliminarSaludos y gracias por comentar!