Seguimos con las andanzas de Masklin y los suyos tras la desesperada huida de La Tienda, ya instalados en su "nuevo hogar", que resultará ser menos seguro de lo esperado.
Eliminado ya el
factor sorpresa del primer tomo, Pratchett desarrolla los personajes centrales de la obra haciendo hincapié en las, muchas veces estúpidas, reacciones de la gente (aunque sean de otra raza y otro tamaño) a los contratiempos que nos impone la vida.
Alejados de todo lo que conocían, como buenos "animales de costumbres", los gnomos intentan organizarse en un nuevo espacio. Pero como no podía ser de otra manera, las grandes familias (mercería, artículos de escritorio,...) no están dispuestos a perder su cuota de poder ni de decisión, pese a que el orden anterior haya sido demolido junto a la tienda. Ni que decir que la religión se reinventa para adaptar sus dogmas a la nueva situación como si nada hubiese dinamitado sus cimientos.
El autor sigue dando certeros golpes sátiros a la estructura social preestablecida, mientras ahonda en la figura del héroe y heroína obligados, con su visión simple y pragmática de la vida... hasta que aparecen unas ranitas y unas bromelias en escena.
Quizás la lectura se encuentre algo repetitiva (el hábitat de nuestros amigos vuelve a estar amenazado), pero la reacción de las diferentes generaciones al respecto es sumamente divertida, así como las consecuencias del inevitable contacto con los enemigos humanos.
Religión, crítica social y del costumbrismo tratados como sólo la pluma del gran Mago del Sombrero podía hacer. Una maravilla de rápida y amena lectura que, sin estar a la altura de su Mundodisco, hará las delicias de todos sus fans.
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