Autor: Steven Erikson
Fecha: 2010 (castellano)
Género: Fantasía épica adulta
Sinopsis:
Una fuerza aterradora ha surgido del continente asolado de Genabackis.
Como una marea de sangre corrompida, el Dominio Painita se extiende por
el continente como una lava hirviente que consume a todos los que no
escuchan la palabra de su profeta, el Vidente Painita. En su camino se
interpone una alianza incómoda: la de la hueste de Durek Unbrazo y los
veteranos Abrasapuentes de Whiskeyjack con sus antiguos adversarios, el
caudillo Caladan Brood, Anomander Rake y sus tiste andii. Superados en
número y desconfiando de todo y de todos, deben hacer llegar el mensaje a
cualquier posible aliado, incluyendo las Espadas Grises, una hermandad mercenaria que ha jurado defender a toda costa la ciudad sitiada de Capustan.
Mi opinión:
Uno no puede más que lanzar un suspiro al aire cuando cae en sus manos la tercera entrega de la saga de Erikson; 850 páginas de letra apretadas y papel de ínfimo gramaje nos esperan.
Tras el dubitativo inicio de la saga con Los Jardines de la Luna, y su notable mejora en Las Puertas de la Casa de la Muerte, el autor continúa en Memorias del Hielo con los acontecimientos que cerraron el primer volumen. Además, el inicio de la narración es un año posterior al inicio de la segunda entrega, por lo que la mayoría de la trama es paralela en el tiempo, acabando la narración de la segunda un poco antes de lo que en Memorias del Hielo se nos cuenta.
El hecho de que ya llevemos en nuestras retinas 1200 páginas de calentamiento y una mayor predisposición de Erikson a la hora de explicar con más detalles las convenciones que regulan el gigantesco mundo de Malaz, hace que desde un primer momento la lectura del libro sea más cómoda y más fácil de seguir que en los anteriores. Es por ello que la lectura resulta más placentera para el lector, preocupado "solo" en vislumbrar el entramado que su autor enreda y desenreda según el paso de las páginas, no teniendo que esforzarse tanto en saber que carajo nos están queriendo decir con lo que leemos. Un gran paso adelante.
El prólogo nos envía en un plumazo 300.000 años atrás, a las consabidas guerras entre los jaghut y los Tlan Imass de las que sólo conocemos pinceladas difusas que su autor esboza en las anteriores entregas. Esas páginas son una maravilla, llevando nuestra mente a un mundo ancestral en el que poderosas y antiguas razas peleaban por el dominio del mundo, mucho antes de la presencia de los humanos en esos lugares.
Dejando atrás algunas preguntas que la mente se formula: ¿En las guerras jaghut, los humanos éramos monos? ¿dónde estábamos?..., el autor nos devuelve al presente para lanzarnos a las garras de dos de los personajes que más empatía suscitan entre los lectores de la saga: Whiskeyjack, Ben el Rápido y otros tan carismáticos como Anomander Rake.
Una vez acabado el libro, y visto la gran dependencia argumental con Los Jardines de la Luna, hubiese sido un acierto haber podido releer el primero, o en su defecto algún resumen como el que estoy elaborando, para poder refrescar tramas y situaciones que son básicas en la historia y que a duras penas recordaba con la precisión necesaria.
A partir de aquí, Erikson nos enzarza en varios frentes que se mueven al unísono en el continente de Genabackis, asolado por la extensión de un nuevo imperio guiado por un loco, el Vidente Painita. Al igual que sucedía en Las Puertas... con la Cadena de Perros, la acción central se basa en el desarrollo de esta trama mientras alrededor suyo se proguesa en el resto de acontecimientos que marcan la saga. Esta manera de narrar es más agradecida, pues el lector encuentra que al final del libro, por lo menos gran parte ha tenido un sentido.
Otra de las cosas a agradecer a Memorias del Hielo es que por fin Erikson se decide a revelar algo más sobre las sendas, los dioses y la interactuación con el mundo real. Además ya tenemos 1200 páginas de bagaje eriksoniano, por lo que comprendemos mejor lo que el autor nos va revelando. También hay que decir que sigue habiendo partes y personajes que deambulan por las páginas sin una convicción clara, como pasaba con Mappo e Icarium.
A mitad del libro más o menos, empezamos a encontrar algunos acontecimientos que se reflejan en la anterior entrega, completando vacíos que nos quedaron y reforzando la sensación de que empezamos a ver de que va ésto, lo que supone otro empujoncito más para el esforzado lector, el cual lo agradece sin paliativos.
El ambiente insano y épico inunda todo el relato, donde no se escatima en crueldad, personificada en el ejército de los Tenescowri. Podremos disfrutar de razas ancestrales de las que no habíamos leído nada, de los T'lan Imass, los Tiste Andii, dioses, ascendientes, sacerdotes, mercenarios..., y un sinfín de personajes (mucho de los cuales ya conocemos); un cóctel que asegura disfrutar una lectura intensa.
Para paliar un poco el dramatismo de los hechos, Erikson también introduce alguna nota de humor negro, con Rapiña a la cabeza y los abrasapuentes.
La saga alcanza con este volumen la madurez total, pese a que sigo pensando que el abuso de la magia es un recurso demasiado fácil en ocasiones, y el "poder" de los personajes es tal que cuesta concebir imperios y ciudades al uso, hay que aplaudir el colosal trabajo de Erikson, a la hora de mover a un centenar de personajes o más entre sus páginas.
Descansaremos un poco y trabajaré en los resúmenes de los libros para que la lectura de la Casa de Cadenas resulte aún más placentera que ésta.
PD.: ésto lo tenía que decir. La gilipollez de la rana me sobrepasó totalmente.
Valoración:
Uno no puede más que lanzar un suspiro al aire cuando cae en sus manos la tercera entrega de la saga de Erikson; 850 páginas de letra apretadas y papel de ínfimo gramaje nos esperan.
Tras el dubitativo inicio de la saga con Los Jardines de la Luna, y su notable mejora en Las Puertas de la Casa de la Muerte, el autor continúa en Memorias del Hielo con los acontecimientos que cerraron el primer volumen. Además, el inicio de la narración es un año posterior al inicio de la segunda entrega, por lo que la mayoría de la trama es paralela en el tiempo, acabando la narración de la segunda un poco antes de lo que en Memorias del Hielo se nos cuenta.
El hecho de que ya llevemos en nuestras retinas 1200 páginas de calentamiento y una mayor predisposición de Erikson a la hora de explicar con más detalles las convenciones que regulan el gigantesco mundo de Malaz, hace que desde un primer momento la lectura del libro sea más cómoda y más fácil de seguir que en los anteriores. Es por ello que la lectura resulta más placentera para el lector, preocupado "solo" en vislumbrar el entramado que su autor enreda y desenreda según el paso de las páginas, no teniendo que esforzarse tanto en saber que carajo nos están queriendo decir con lo que leemos. Un gran paso adelante.
El prólogo nos envía en un plumazo 300.000 años atrás, a las consabidas guerras entre los jaghut y los Tlan Imass de las que sólo conocemos pinceladas difusas que su autor esboza en las anteriores entregas. Esas páginas son una maravilla, llevando nuestra mente a un mundo ancestral en el que poderosas y antiguas razas peleaban por el dominio del mundo, mucho antes de la presencia de los humanos en esos lugares.
Dejando atrás algunas preguntas que la mente se formula: ¿En las guerras jaghut, los humanos éramos monos? ¿dónde estábamos?..., el autor nos devuelve al presente para lanzarnos a las garras de dos de los personajes que más empatía suscitan entre los lectores de la saga: Whiskeyjack, Ben el Rápido y otros tan carismáticos como Anomander Rake.
Una vez acabado el libro, y visto la gran dependencia argumental con Los Jardines de la Luna, hubiese sido un acierto haber podido releer el primero, o en su defecto algún resumen como el que estoy elaborando, para poder refrescar tramas y situaciones que son básicas en la historia y que a duras penas recordaba con la precisión necesaria.
A partir de aquí, Erikson nos enzarza en varios frentes que se mueven al unísono en el continente de Genabackis, asolado por la extensión de un nuevo imperio guiado por un loco, el Vidente Painita. Al igual que sucedía en Las Puertas... con la Cadena de Perros, la acción central se basa en el desarrollo de esta trama mientras alrededor suyo se proguesa en el resto de acontecimientos que marcan la saga. Esta manera de narrar es más agradecida, pues el lector encuentra que al final del libro, por lo menos gran parte ha tenido un sentido.
Otra de las cosas a agradecer a Memorias del Hielo es que por fin Erikson se decide a revelar algo más sobre las sendas, los dioses y la interactuación con el mundo real. Además ya tenemos 1200 páginas de bagaje eriksoniano, por lo que comprendemos mejor lo que el autor nos va revelando. También hay que decir que sigue habiendo partes y personajes que deambulan por las páginas sin una convicción clara, como pasaba con Mappo e Icarium.
A mitad del libro más o menos, empezamos a encontrar algunos acontecimientos que se reflejan en la anterior entrega, completando vacíos que nos quedaron y reforzando la sensación de que empezamos a ver de que va ésto, lo que supone otro empujoncito más para el esforzado lector, el cual lo agradece sin paliativos.
El ambiente insano y épico inunda todo el relato, donde no se escatima en crueldad, personificada en el ejército de los Tenescowri. Podremos disfrutar de razas ancestrales de las que no habíamos leído nada, de los T'lan Imass, los Tiste Andii, dioses, ascendientes, sacerdotes, mercenarios..., y un sinfín de personajes (mucho de los cuales ya conocemos); un cóctel que asegura disfrutar una lectura intensa.
Para paliar un poco el dramatismo de los hechos, Erikson también introduce alguna nota de humor negro, con Rapiña a la cabeza y los abrasapuentes.
La saga alcanza con este volumen la madurez total, pese a que sigo pensando que el abuso de la magia es un recurso demasiado fácil en ocasiones, y el "poder" de los personajes es tal que cuesta concebir imperios y ciudades al uso, hay que aplaudir el colosal trabajo de Erikson, a la hora de mover a un centenar de personajes o más entre sus páginas.
Descansaremos un poco y trabajaré en los resúmenes de los libros para que la lectura de la Casa de Cadenas resulte aún más placentera que ésta.
PD.: ésto lo tenía que decir. La gilipollez de la rana me sobrepasó totalmente.
Valoración:
Muy buena reseña y 100% de acuerdo contigo. Merece la pena esta saga y este libro lo demuestra. Gracias mil por los estupendos resumenes que tanto me ayudan a seguir la trama.
ResponderEliminarMe gustaria saber que fuma Erikson, lo de la rana me dejo tocado tambien.
Saludos
Buenas anónimo. Sin duda una gran saga que veremos si logramos tenerla toda traducida al castellano. El cierre de Factoría de Ideas hay sido un mazazo para todos los fans.
EliminarEl tema de los resúmenes lo tengo un poco aparcado por falta de tiempo, pero la verdad es que un repaso es más que recomendable antes de iniciarse en la lectura del siguiente tomo.
Un saludo y espero que sigas con la Casa de Cadenas, realmente un libro espectacular, con la irrupción de Karsa, uno de los mejores personajes creados por Erikson.
Saludos!